Hace un tiempo, conocí a un hombre un tanto raro. Era muy frio, con un rostro casi insensible. Vamos, que a priori puede parecer que es un cascarrabias que no tiene ni un amigo. Pero no se puede estar más equivocado. En 15 minutos que estuve con él, vinieron como 10 personas a verle. La verdad es que es un tio entrañable. Quiera o no quiera, deja huella en la gente que lo ve, y sobre todo, en turistas equipados con sus cámaras de fotos para, los que con muy buen profesionalismo, posa con su mejor estampa y todo el mundo se lleve un recuerdo. Dicen las leyendas indias que algunas tribus no quieren ser fotografiados porque al capturarles en el papel, les captura un trozo de alma. Desde luego que a Paquito eso no le importa mucho, o es que ya han sido tantas, que sabe que no le queda alma alguna y ya le da igual unas fotos más. Lo que más me sorprende de Paquito es la postura impasible que consigue durante horas y sobre todo, que no se cansa de ver todos los días la misma imagen. La imagen que acompaña este post. Como si se tratase de un trabajo obligado, ahí está todos los días sin cobrar y sin recibir limosna de nadie.
Paquito, ¡eres mi ídolo!
Saludos.
Ah! por cierto, este es Paquito.
.... ya saben, no intenten explicárselo, soy tonto.
(Escuchando: Akon - Lonely.)
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