viernes, julio 30, 2004

Hoy sólo he leido al resto.

Hoy solo voy a poner lo que más me ha gustado que he leido en otro blog. Más concretamente en el blog de NPG, escrito por chinan el lunes, 19 de julio de 2004. El post lo titula "Sólo un buen amigo".

"La lluvia se precipitaba sobre la calle. Las gotas se agolpaban como los corredores en la salida de una maratón. Parecían tener prisa, como si quisieran ser las primeras en chocar contra el suelo y dar fin así a su efímera existencia. El tráfico era denso. Cláxones, frenazos, gritos de conductores y peatones formaban la banda sonora. La gente hacía lo que podía por resguardarse del agua con paraguas, periódicos o andando bajo los balcones. Él sin embargo andaba con total normalidad, con paso decidido, por en medio de la acera. No hacía nada por evitar la avalancha de gotas. Era como si la lluvia fuera algo que le ocurría a otras personas. La ignoraba y eso parecía no gustarle a la lluvia, acostumbrada a tener un papel estelar desde los tiempos del Diluvio, y se cebaba especialmente en su persona.

Él caminaba ajeno a todo y a todos. Ni siquiera se molestaba en evitar los charcos que se habían formado en la calzada. Daba la impresión de que en cualquier momento se pondría a bailar, imitando a Gene Kelly. Estaba centrado en su vida. Cuando ya pensaba que la Felicidad nunca llamaría a su puerta se le encendió una luz interior. Había encontrado un sentido para su vida. Por eso ahora nada le podía distraer ni preocupar.

Siempre había sido un tipo simpático, gracioso, todo el mundo le consideraba un buen amigo. Eso era un problema para él. Todo el mundo incluía a la gente de ambos sexos, lo cual era un fastidio para su vida sexual. Él no habría tenido ningún problema en hacer el amor como amigos, tantas veces como hubiera sido necesario. Pero por desgracia para él, las cosas no funcionaban así. La amistad, según la entendían sus amigas, no incluía ese extra. Sin embargo sí incluía el de que fuera él su paño de lágrimas.

Cuando él se acercaba a una chica no es que el concepto amistad estuviera al final de la cola, es que ni siquiera estaba en la cola. Pero, sin saber muy bien como, todas lo consideraban el idóneo para contarle sus penas, provocadas por tipos infinitamente menos simpáticos y graciosos que él. Y él no podía hacer otra cosa que escuchar y tratar de que ellas se sintieran mejor. Quién sabe, tal vez algún día una de ellas se daría cuenta de la perla que tenía al lado... Ninguna parecía hacerlo. Era una persona a la que se podía confiar tus secretos pero nada más. Era El Amigo.

Hasta que lo vio claro: Sobraban malnacidos. Y decidió solucionar los problemas. Los de las chicas, que ya no sufrirían mas a causa de esa gentuza, y los suyos propios. Ante la escasez de cabrones, seguramente la gente como él tendría mas opciones de saltar al terreno de juego del amor, abandonando el banquillo de la amistad.

Su primera víctima la cobró por la vía del atropello. Fue previsor, robo un coche y una matrícula para poder darse a la fuga con una relativa tranquilidad. Tuvo éxito. Atropello al imbécil, se dio a la fuga y pudo abandonar el coche con total naturalidad en un barrio a las afueras. Nadie sospechó nada. Nadie pensó en él. Hizo que pareciera un accidente y lo consiguió.

Al siguiente lo esperó en el portal de su casa. Cobijado en un recodo, anterior a las escaleras y en dirección a los ascensores, y con la inestimable colaboración de la oscuridad, le esperó. El muy capullo venía de dejar a la chica con la que engañaba a su novia. Cuando quiso accionar el interruptor de la luz se encontró con un bate de béisbol que viajaba a toda velocidad hacia su cara. Esta vez fue más divertido. Se pudo recrear en el trabajo. Comenzó a disfrutar con ello. Desfigurar de aquel modo un rostro tan bello... Era apasionante. Descubrió cosas aquel día que hasta ahora nunca habría sospechado. La facilidad para suplicar que tiene un hijo de puta, por ejemplo. O lo rápido que los esfínteres abandonan sus funciones y ponen pies en polvorosa. Las distintas tonalidades que da la sangre... O la cantidad de salpicaduras que provoca un sólo impacto. Lo que más le gustó fue ver la masa cerebral salir de su recipiente. Cómo gozó ese momento.

Tras aquella segunda víctima vino una tercera, y una cuarta, y una quinta... No podía parar. Había encontrado sentido a su vida. Le apasionaba aquello. Para cada basura humana preparaba una crueldad diferente. No quería estancarse ni repetirse. Innovaba cada vez. Sierras mecánicas, cuchillos..., cualquier objeto podía ser útil para aliviar el dolor de sus amigas, provocándolo a las sabandijas que las maltrataban. Descuartizaba, golpeaba, trepanaba... En alguna ocasión hasta bebió de la sangre de algún baboso. Pero dejó de hacerlo, no por miedo a ninguna enfermedad: por miedo a convertirse en uno de ellos. Eso le plantearía un problema moral si pasara: ¿Debería suicidarse? Era una labor que no entraba en sus planes...

Sus planes eran acabar con la escoria de la humanidad. Por eso la lluvia no le preocupaba. Le era indiferente. Le pasaba a los demás, porque no tenían una misión como la de él y por eso se preocupaban de una cosa tan estúpida como las gotas. Él no. Él caminaba con paso decidido hacia su nueva víctima... Nada más importaba."


Un saludo.


(Escuchando: La triste y oscura soledad.)

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