miércoles, enero 26, 2005

Autobuseros kamikazes.

El título es claro y conciso. Ya llevaba tiempo dándome cuenta y queriendo ecribir sobre ello.
Recuerdo cuando empezaba en esto de conducir, o bueno, incluso antes de empezar yo cuando lo hizo un amigo que se sacó el carnet, siempre hacíamos la gracia de "cuidado con el autobus que es el que hace daño", o "todo rojo y grande, va delante". Creo que esas palabras han llegado a los oidos de los autobuseros y las están haciendo suyas. ¿Razones? Van a toda ostia, se paran en plena rotonda para dejar entrar en ella a sus compañeros, se meten aunque haya 1 cm de espacio a cada lado, se paran dos en plena calle juntitos para hablar entre si, ....
¿Qué hay de malo en ello? Ir a toda ostia: Pues mayormente aquí lo que tenemos es un problema de peligro de colisión, que diría el maestro Fiti. Si es complicado a un turismo en algunas situaciones frenar con 900kg, 1tonelada. ¿A un autobus? Vale, pueden decir: "Es que al estar en un plano superior, se ve lo que hace el coche de alante, y 4 más". Bueno, pues la velocidad porque te la puedas pegar no, pero por la gente que llevas dentro si. ¿Quién no se ha montado en un autobús y el conductor iba de rally? Acelerones, frenazos, giros a toda ostia,... A mi me da igual, pero muchas veces van personas mayores de pié (que esa es otra para los jóvenes desgraciados que van bien sentaditos), y ellos sí que sufren más este tipo de conducción.
Pararse en la rotonda: He llegado a ver el caso de que por culpa de un semáforo y un coche que no tiene sentido común la rotonda entera estaba paraba porque el autobus al que dejaban entrar no podía. Un show vamos.
Se meten aunque haya poquiiiisimo espacio: Cuando voy con el Golf, me la suda, pero cuando voy con el Mondeo del paaAApa o el Stylo del hermano me jode bastante porque son nuevos. Soy de los que siempre me pego a la derecha cuando te paras en un semaforo en calles estrechas. Pero no es suficiente. Muchas veces cierro el retrovisor por acojone. El ejemplo claro de esto es un caso que vi en pleno casco histórico de Alcalá. En una calle de un sólo sentido, hay un estrechamiento. El caso es que en esa parte, hay señales de prohibido aparcar porque evidentemente no pasan los vehículos pesados. Un día un coche aparcó. El autobusero en vez de pitar o algo, se metió. No solo se llevó por delante el retrovisor del coche, si no que encima no pudo pasar por completo, y se quedó encajado. Policia, grua, atasco monumental, cabreo del turismo...
Así, un sinfín de cosas de las que podría escribir un libro, pero no será el caso. Lo malo de todo esto, lo más trágico, que un amigo y un vecino son autobuseros. :-)


Abrazos pa todos, besos pa todas.


(Escuchando: La Sonrisa de Julia - El bufón.)

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